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Nota del autor:
Este breve escrito no esta al 100% en sintonía con los hechos verídicos, pero tiene cierta realidad, ha sido realizada por un fan y poco conocedor de la historia de los Estados Unidos.
“Que duro debió haber sido trabajar arduamente y perderlo todo, los sueños de los norteamericanos desvanecidos en tinieblas, todo porque los extranjeros tenían sed de poder. Hace ya unos cientos de años se desató una batalla, cuya sangre de guerreros valientes quedó impregnada en los suelos de los Estados Unidos, tierra de gente libre.
Ahora se vive el presente, que en un tiempo se vio lejano y parecía un vacío sin fin. La vida es un lapso de tiempo demasiado corto, la he vivido pero no al todo, los únicos momentos que jamás olvidare serán aquellos que marcaron mi mente y la llenaron de sabiduría, recuerdos que otros han vivido.
Tengo el privilegio de pertenecer a un credo, al que estoy destinado seguir durante el resto de mi vida.”
Desmond miles
Estados unidos de América
Diciembre de 1763
Una mañana del frio invierno las embarcaciones incandescentes de colonos británicos no dejaban de surgir de los mares y se establecían todas en los puertos para formar patrullas e intentar tomar la ciudad de Boston y sus afueras.
Los extranjeros llegaban con semejante violencia que obligaban a los ciudadanos refugiarse y llenarse de un penetrable miedo.
La primera orden dada por uno de los capitanes a su pelotón fue:
-tomen sus armas, reúnan sus tropas, monten sus caballos y quemen las aldeas, persona que se interponga en su camino, ¡mátenla!
Algunas tropas fueron mandadas a los bosques de la frontera entre Boston y Nueva York, la aldea en donde yo vivía estaba ubicada exactamente en esos salvajes bosques.
Nosotros los Mohawk, así se llamaba mi pueblo; estábamos incapaces de darnos cuenta que algo terrible se acercaba. Como costumbre en cualquier mañana, salí a cazar algunos conejos para alimentarme, mi facilidad para cazar era exquisita, pero recuerdo que ese día me demore porque me encontré con un oso monumental y tan solo era un niño como para hacerle frente, pues ni que hacer, me monte en un árbol. No tenia la menor idea de lo que estaba a punto de pasar , lo único que podía hacer era esperar la bestia se diera por vencida y decidiera retirarse. Mi padre era un excelente atleta, era como un felino trepando arboles y aferrándose con sus garras de los troncos y ramas de los altos.
Estaba pensando en hacer lo mismo que el, saltar de un árbol, la verdad no era tan sencillo. El animal no se alejaba del lugar y seguía esperando el momento en que yo decidiera bajar del encino, lo creí inferior a mí en cuanto a intelecto pero no era así. Decidido así lo hice, salte del árbol en el que me encontraba a otro de enfrente y lo logre, herede aquellas envidiadas cualidades de mi padre.
De pronto a lo lejos, en la dirección en la que se hallaba mi aldea alcance a oír algunas detonaciones y una estela de humo surgía desde los suelos. Mi corazón comenzó a latir mas rápido de lo normal, y en mis venas corría la adrenalina, entonces al ver la dificultad de avanzar rápido entre la densa nieve, salte de un árbol a otro hasta llegar a mi aldea, vi como ardía en llamas, a algunos los mataron a otros se los llevaban como esclavos, pero rápido me mezcle entre los pocos arbustos que quedaban vivos y fui a buscar a mis padres, pero por si acaso saque el cuchillo que yo mismo talle y lo empuñe en mi mano si algún peligro se avecinaba.
La aldea estaba devastada, finalmente encontré a mis padres, estaban muertos, entonces al ver la cantidad de soldados que había en el lugar, trate de huir pero unos cuantos se percataron de mi presencia me siguieron hasta lo profundo del bosque, lo único que pude hacer y que me podía mantener fuera del alcance de los colonos era trepar un árbol y ser demasiado sigiloso.
Al igual que otras cualidades, poseía una excelente vista y al observar con cautela me di cuenta que uno de los bastardos llevaba en su cinturón, el collar que le había hecho a mi madre. Lo primero que me vino a la mente fue una fuerte y sádica rabia que me hizo pensar que eran los responsables de la muerte de mi familia y mas tarde me obligaría a asesinarlos, desde ese momento empecé a detestar la compañía de las personas.
Tanta era la rabia que me había llenado el alma, que mi persona se volvió fría y solitaria, entonces un impulso me hizo tomar nuevamente el cuchillo y salte del árbol y asesine al bastardo que traía amarrado el colguije de mi madre en sus vestiduras.
Los demás no traían cargados sus mosquetes, tras la masacre en la aldea y al ver la furia que traía encima, decidieron atacarme con sus bayonetas. Fue ahí donde descubrí mi habilidad para pelear, que esquive sus ataques y los elimine uno por uno. Termine empapado en sangre y la hoja de mi cuchilla igual que yo.
Fue ahí donde mi ser cambio, y jamás volví a sentir ni un poco de compasión por mis enemigos, mi destino estaba guiado por la justicia y la libertad, después de la catástrofe en Boston y sus afueras se desató una revolución y yo fui un participe de esta.
Mi nombre indio natal es Ratohnhake:ton pero me conocen como Connor Kenway, mas tarde decidí luchar por mi patria y no me imagine que mi letal alma estaría ligada a un credo, ahora soy un asesino y este es solo el comienzo de mi historia.
Gracias por haber leído.
EL ENCUENTRO DE 2 CAMINOS
Capítulo II
Cada vez estamos mas cerca de alcanzar nuestro cometido, pero cada vez se dificulta más pues los templarios nos tienen localizados. Me rompió el corazón la perdida de Lucy, no quise hacerlo pero esa voz me controlaba, la amaba, pero lo que mas me duele y me da un golpe realmente fuerte fue que nos traiciono, por algo minerva me hizo asesinarla.
Aunque mi sangre y mi alma tengan un compromiso vital con el credo, a veces quisiera desatar las correas de la hoja oculta en mi muñeca, y dejarlo todo atrás, para regresar al momento en que podía estar en paz con mi familia.
Pero no es momento de lamentarse, me comprometí con los asesinos, con cada uno de mis ancestros: Ezio y Altair, he llegado demasiado lejos como para desperdiciar momentos de victoria y satisfacción. Ahora tengo un nuevo compromiso con Connor, lo poco que conozco de él, me parece muy interesante y siento que esta guerra esta llegando a su fin, al menos para mí.
=Desmond Miles=
Estados Unidos de américa
Diciembre de 1763
El mismo día de la tragedia pero en el anochecer, donde la luna tenia su auge, me fui caminando hacia Boston, buscaba ayuda pero era ya de noche y las calles estaban desérticas, ni siquiera rastro había de los colonos.
Mi conciencia aun no podía dejar de pensar en esa atrocidad, pero debía olvidarlo. Me sentía mareado, y perdía poco a poco el equilibrio, no sabia que me estaba pasando, llegue a las orillas del rio Charles cuyas agua eran heladas y me hinque en la orilla, solamente podía ver el reflejo de mi rostro ensangrentado y la inmensa luna iluminando el lugar.
Después de un confuso rato y el silbar del helado viento, caí al cauce del rio y las corrientes del caudal me arrastraron sin esfuerzo alguno. Después de un buen rato, desperté en un establecimiento, vendado de la cadera y los costados, el frio se había ido y el lugar era muy cálido
Me levante con cautela porque la habitación estaba totalmente oscura, el único destello de luz sobresalía de las rendijas de la puerta que salía de la habitación, entonces me acerque a esta y quise mirar por aquellos agujeros de la vieja puerta, solo escuchaba dos voces y veía algunas sombras.
Decidí abrir la puerta sin que se dieran cuenta pero estaba tan obsoleta que hacia un rechinido horrible y escandaloso. Los dos hombres se dieron cuenta de que había despertado de mi profunda inconsciencia y me miraron con una sonrisa de alivio, diciendo:
-muchacho, te has recuperado, ¿te sientes bien?-
Yo no respondía nada, pues estaba algo confundido y estaba inseguro. Pero luego ellos me preguntaron:
-¿Cómo te llamas amigo?, perdona nuestra falta de moral, déjame presentarme yo soy Benjamín Franklin, Ben para ti y él es el viejo Charlie Lee.
-encantado muchacho-dijo charles con una sonrisa sínica.
Entonces decidí romper el hielo y darle interés a la conversación.
-yo s… yo soy Ratohnhake ton y soy de la tribu Mohawk.
Los hombres se miraron con una expresión seria y luego me explicaron:
-hijo, recibimos una carta en donde decía que tu tribu, el valle mohawk en la frontera, fue saqueado y después los colonos provocaron un incendio, ¿es eso cierto?-
-si, señor-
Después todo empezó a volver a su lugar dentro de mi mente y recobre el sentido por completo. Entonces llamaron a la puerta principal del lugar y se trataba de una patrulla de casacas rojas, cuando Franklin me dijo:
-hijo, escóndete y no hagas un solo ruido-
Sin pensarlo dos veces corrí y me escondí en un pequeño sótano debajo del suelo de madera, en donde el sonido de mi acelerado aliento, dejaba un vacío en el momento.
Enseguida Ben abrió las puertas y los colonos entraron con tal brutalidad que golpearon a los dos hombres con las puertas y comenzaron a hacer una inspección revoltosa en la que estaban dejando pies arriba el lugar, entonces uno de los soldados que era el capitán de la patrulla, les explico con voz firme y seca:
-buscamos a un niño de raza india, que causo serios estragos en el bosque, y según las descripciones de los ciudadanos estamos enterados que ustedes le han dado refugio.
-no señor, claro que no, al parecer nos han confundido con otras personas no hemos visto a un indígena desde hace ya mucho tiempo.-
-basta de juegos, no tolerare mentiras, ¡quiero la verdad!, y si no es así serán fusilados por encubrir a un delincuente perseguido por las fuerzas británicas de Boston.-
-pero si le decimos la verdad capitán, no tenemos nada que esconder.-dijo Lee
Entonces uno de los soldados descubrió la puerta del sótano en el que me escondía y al abrirla lo ataque con mi cuchilla degollándolo por completo, mientras Lee golpeaba a un casaca roja y le quitaba su mosquete, yo me fui encima de los otros soldados que no reaccionaron rápido.
Una serie de petardeos salían del lugar y empezamos a llamar la atención de otras patrullas. Tan pronto como terminamos con la patrulla decidimos escapar del lugar y nos dirigimos a otro edificio en donde nos recibió un hombre con un uniforme muy interesante lleno de armas y accesorios particulares, pero lo que mas me llamo la atención fue una serie de correas con un mecanismo de acero en su muñeca.
Al entrar demasiado agitados, me di cuenta que aquel hombre no era el único que portaba ese particular traje sino que todos en la habitación poseían uno parecido pero a veces de diferentes texturas y colores.
Fue allí cuando Ben me explico:
-hijo, no estas seguro aquí, debes usar un nombre y vestimenta diferente, nosotros nos hacemos llamar los asesinos, protegemos a la ciudad de la esclavitud y procuramos la libertad, la justicia y la democracia, si quieres mantenerte seguro debes de adiestrarte con nosotros.
La idea no me parecía mal y le pregunte:
-pero, ¿Qué nombre puedo llevar?
-que tal Connor, Connor kenway.
EL ENCUENTRO DE 2 CAMINOS
Cada vez estamos mas cerca de alcanzar nuestro cometido, pero cada vez se dificulta más pues los templarios nos tienen localizados. Me rompió el corazón la perdida de Lucy, no quise hacerlo pero esa voz me controlaba, la amaba, pero lo que mas me duele y me da un golpe realmente fuerte fue que nos traiciono, por algo minerva me hizo asesinarla.
Aunque mi sangre y mi alma tengan un compromiso vital con el credo, a veces quisiera desatar las correas de la hoja oculta en mi muñeca, y dejarlo todo atrás, para regresar al momento en que podía estar en paz con mi familia.
Pero no es momento de lamentarse, me comprometí con los asesinos, con cada uno de mis ancestros: Ezio y Altair, he llegado demasiado lejos como para desperdiciar momentos de victoria y satisfacción. Ahora tengo un nuevo compromiso con Connor, lo poco que conozco de él, me parece muy interesante y siento que esta guerra esta llegando a su fin, al menos para mí.
=Desmond Miles=
Estados Unidos de américa
Diciembre de 1763
El mismo día de la tragedia pero en el anochecer, donde la luna tenia su auge, me fui caminando hacia Boston, buscaba ayuda pero era ya de noche y las calles estaban desérticas, ni siquiera rastro había de los colonos.
Mi conciencia aun no podía dejar de pensar en esa atrocidad, pero debía olvidarlo. Me sentía mareado, y perdía poco a poco el equilibrio, no sabia que me estaba pasando, llegue a las orillas del rio Charles cuyas agua eran heladas y me hinque en la orilla, solamente podía ver el reflejo de mi rostro ensangrentado y la inmensa luna iluminando el lugar.
Después de un confuso rato y el silbar del helado viento, caí al cauce del rio y las corrientes del caudal me arrastraron sin esfuerzo alguno. Después de un buen rato, desperté en un establecimiento, vendado de la cadera y los costados, el frio se había ido y el lugar era muy cálido
Me levante con cautela porque la habitación estaba totalmente oscura, el único destello de luz sobresalía de las rendijas de la puerta que salía de la habitación, entonces me acerque a esta y quise mirar por aquellos agujeros de la vieja puerta, solo escuchaba dos voces y veía algunas sombras.
Decidí abrir la puerta sin que se dieran cuenta pero estaba tan obsoleta que hacia un rechinido horrible y escandaloso. Los dos hombres se dieron cuenta de que había despertado de mi profunda inconsciencia y me miraron con una sonrisa de alivio, diciendo:
-muchacho, te has recuperado, ¿te sientes bien?-
Yo no respondía nada, pues estaba algo confundido y estaba inseguro. Pero luego ellos me preguntaron:
-¿Cómo te llamas amigo?, perdona nuestra falta de moral, déjame presentarme yo soy Benjamín Franklin, Ben para ti y él es el viejo Charlie Lee.
-encantado muchacho-dijo charles con una sonrisa sínica.
Entonces decidí romper el hielo y darle interés a la conversación.
-yo s… yo soy Ratohnhake ton y soy de la tribu Mohawk.
Los hombres se miraron con una expresión seria y luego me explicaron:
-hijo, recibimos una carta en donde decía que tu tribu, el valle mohawk en la frontera, fue saqueado y después los colonos provocaron un incendio, ¿es eso cierto?-
-si, señor-
Después todo empezó a volver a su lugar dentro de mi mente y recobre el sentido por completo. Entonces llamaron a la puerta principal del lugar y se trataba de una patrulla de casacas rojas, cuando Franklin me dijo:
-hijo, escóndete y no hagas un solo ruido-
Sin pensarlo dos veces corrí y me escondí en un pequeño sótano debajo del suelo de madera, en donde el sonido de mi acelerado aliento, dejaba un vacío en el momento.
Enseguida Ben abrió las puertas y los colonos entraron con tal brutalidad que golpearon a los dos hombres con las puertas y comenzaron a hacer una inspección revoltosa en la que estaban dejando pies arriba el lugar, entonces uno de los soldados que era el capitán de la patrulla, les explico con voz firme y seca:
-buscamos a un niño de raza india, que causo serios estragos en el bosque, y según las descripciones de los ciudadanos estamos enterados que ustedes le han dado refugio.
-no señor, claro que no, al parecer nos han confundido con otras personas no hemos visto a un indígena desde hace ya mucho tiempo.-
-basta de juegos, no tolerare mentiras, ¡quiero la verdad!, y si no es así serán fusilados por encubrir a un delincuente perseguido por las fuerzas británicas de Boston.-
-pero si le decimos la verdad capitán, no tenemos nada que esconder.-dijo Lee
Entonces uno de los soldados descubrió la puerta del sótano en el que me escondía y al abrirla lo ataque con mi cuchilla degollándolo por completo, mientras Lee golpeaba a un casaca roja y le quitaba su mosquete, yo me fui encima de los otros soldados que no reaccionaron rápido.
Una serie de petardeos salían del lugar y empezamos a llamar la atención de otras patrullas. Tan pronto como terminamos con la patrulla decidimos escapar del lugar y nos dirigimos a otro edificio en donde nos recibió un hombre con un uniforme muy interesante lleno de armas y accesorios particulares, pero lo que mas me llamo la atención fue una serie de correas con un mecanismo de acero en su muñeca.
Al entrar demasiado agitados, me di cuenta que aquel hombre no era el único que portaba ese particular traje sino que todos en la habitación poseían uno parecido pero a veces de diferentes texturas y colores.
Fue allí cuando Ben me explico:
-hijo, no estas seguro aquí, debes usar un nombre y vestimenta diferente, nosotros nos hacemos llamar los asesinos, protegemos a la ciudad de la esclavitud y procuramos la libertad, la justicia y la democracia, si quieres mantenerte seguro debes de adiestrarte con nosotros.
La idea no me parecía mal y le pregunte:
-pero, ¿Qué nombre puedo llevar?
-que tal Connor, Connor kenway.