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CAPITULO I – CAPITULO II – CAPITULO III – CAPITULO IV – CAPITULO V – CAPITULO VI – CAPITULO VII
Este relato trata sobre Mario Aguilar un Asesino, hablando desde su iniciación hasta su muerte.
Mario era un chico de 14 años, alto para su edad y de piel oscura.No tenia mas ocupación que ir al colegio, pero como estaba de vacaciones no era un tema que le importara y podía dedicarse a otras actividades como el taekwon-do, la guitarra y el parkour.
Un día como cualquier otro Mario fue a comprar el pan, que su madre le había encargado. Mientras iba por el pan vio algo inusual, vio un grupo de personas, no mas de 5 o 6, corriendo por los tejados. Mario tuvo mucha curiosidad por saber quienes eran esas personas . Luego de comprar el pan y llevarlo a su casa, subió hacia los tejados y se puso a buscar a las personas que estaban ahí arriba. Siguió el camino por donde había visto pasar a las personas y, a los lejos, los vio. Corriendo con todas sus fuerzas fue hacia donde estaban, pero cuando llego no había nadie. Luego de ver hacia lo lejos se resigno y se estaba yendo, pero alguien lo atrapo desde atrás y le puso una especie de cuchillo, muy bien detallado, en el cuello.
-¡¿Con que tratabas de seguirnos Templario?!-Le dijo el hombre encapuchado que tenia delante de el.
-¿Que dices..que soy un que?-contesto Mario con gran dificultad, ya que el cuchillo que tenia en el cuello lo molestaba mucho.
-¡Suéltalo !-Mario no se había percatado, pero había dos hombres mas y una chica, la cual había hablado- No creo que sea Templario, parece un chico inocente.
-¡Eso lo decidirá el maestro!-
Entonces Mario vio como el hombre que tenia a su derecha lo golpeaba y todo se iba haciendo mas y mas oscuro hasta desmayarse.
Mario se despierta, estaba en una habitación oscura, con una única lampara poco brillante en el medio, musgo en las esquinas, una mesa enfrente de el, con una persona en el otro extremo, tenia aspecto serio,con pelo canoso y un traje blanco con capucha.
-¡Valla has despertado! uno de mis muchachos te trato muy mal, dime ¿quien eres?-Pregunto el hombre desconocido, levantándose para darle un vaso con agua, Mario no le parecía uno de las personas con las que se había encontrado.
-Mi nombre es Mario, Mario Aguilar.¿Quien eres?- Pregunto el joven, aun dolorido por el golpe que le habían dado.
-Mucho gusto, yo soy el maestro de todos los Asesinos de Argentina-Le dijo el hombre mientras se volvía a sentar en su silla.
-¿Asesinos?- Pregunto Mario muy extrañado por lo que le había dicho aquel hombre.
-Así es, Asesinos, pero tranquilo no somos locos que andan por ahí matando gente al azar- Le respondió el hombre haciendo una leve risa.-Somos una secta,un grupo que se encarga de mantener la paz en el mundo, claro esta, que hay gente que no opina igual que nosotros, mejor dicho comparten el mismo objetivo, pero no compartimos los métodos para alcanzarlo.- El hombre había puesto las manos sobre la mesa y entrecruzado los dedos.
-¿Otra gente?, ¿Hablas de esos con los que me confundieron, los Templarios?- A Mario ya no le interesaba el dolor, sino que ahora le había empezado a interesar mucho mas aquel tema.
-Exacto. Los templarios tratan de controlar a las personas a través de…-Aquel hombre se detuvo drasticamente, a Mario le pareció que el hombre se había emocionado y no recordaba que hablaba con un desconocido.- Bueno, no importa, el punto es que aquí hay tres finales 1: Prometes no delatarnos y seguir con tu vida normalmente.
2: Hablas, te buscaremos y te asesinaremos- Mario se palideció al escuchar esa opción-
o 3: Te unes a nosotros y nos ayudas a mantener la paz y detener a los Templarios.- A Mario le intereso mucho esa opción y se relajo al escucharla.- Así que ¿cual eliges?-Pregunto el hombre sabiendo cual iba a elegir Mario.
-Entonces elegiré la tercera opción-Respondió Mario.
-¡Perfecto! Va a ser un honor para nosotros tenerte entre nosotros- Respondió el hombre levantándose de la silla y con una sonrisa casi infantil-Ve mañana a las 4:30 de la tarde a la casa abandonada que esta a dos cuadras hacia el norte de la Iglesia mas alta de la ciudad. Yo mismo me encargare de entrenarte.
-Así sera…maestro- Respondió Mario levantándose de la silla y poniéndose la mano derecha sobre el corazón.
-Perfecto- Respondió el Maestro saludándolo muy felizmente- Entonces te veo mañana Fratello mio.
Mario salio, acompañado por el Maestro Asesino, afuera de la habitación. Estaban los Asesinos que lo habían confundido por un Templario afuera del cuarto, al pasar con el maestro todos se pusieron una mano en el corazón y al unisono dijeron «Benvenuti alla fratellanza», que supone Mario que significaba «Bienvenido a la Hermandad». Al pasar por el lugar se dio cuenta que esa era la casa abandonada, y veía, a lo lejos, un enorme patio con muñecos de entrenamiento, donde Mario suponía que iba a entrenar al día siguiente.
-Bueno aquí nos despedimos- Dijo el Maestro a Mario- Ven mañana a la hora que te dije y podrás unirte a nuestra hermandad.
-Así sera Maestro- Respondió Mario con tono muy seguro. Y después de saludarse se fue caminando hacia su casa, pensando una excusa para decirles a sus padres sobre lo que había pasado, aun sabiendo que mañana les tendría que decir la verdad ya que el no salia salir mucho.
Al llegar a su casa les dijo a sus padres que se tuvo que juntar con unos compañeros del colegio para hacer su tarea. A el no le pareció muy creíble, pero al parecer sus padres se lo creyeron. Al ir a la cama, Mario no podía dormirse ya que pensaba en lo que pasaría mañana y las nuevas cosas que aprendería. Mario, al darse cuenta de que no podía dormir, trato de vaciar su mente para poder dormir, ya que mañana necesitaría muchas energías.
Mario se despertó y se quedo sentado media hora en su cama pensando lo que iba a pasar aquel día. Cuando en el reloj dieron las cuatro Mario fue a ponerse ropa para entrenar, las zapatillas mas cómodas que tenia, las que usaba para hacer Parkour, una remera algo gastado y un jean muy cómodo. Ahora Mario iba a hacer lo que tanto estaba evitando hacer desde el principio del día, decirles a sus padres la verdad.
Mario los llamó y les contó lo que en realidad había pasado, y a donde iba ir ese día. Sus padres se enojaron mucho, mejor dicho, su padre se enojo mucho, su madre parecía confusa pero no enojada, mientras que su padre parecía haber entendido todo a la perfección. Mario agarró y dejó la casa sin agarrar nada antes, se fue, sin pensar en lo que había dejado atrás, marchando directo hacia la casa abandonada.
Cuando llego allí fue hacia la puerta por la cual había salido el día anterior, toco la puerta y el Maestro le abrió saludándolo muy felizmente por que halla ido, le invito a pasar y le presento a otro aprendiz de asesino que, a diferencia de el, toda su familia pertenecía a la hermandad. Mario le explico al Maestro lo que había pasado y le pregunto si había algún lugar para quedarse.
-¡Como vas a preguntar eso fratello! obviamente tienes un lugar donde quedarte.- Le contesto el Maestro extendiendo los brazos y abrazando a Mario.
-Gracias Maestro- Respondió Mario sintiéndose aliviado.
Al empezar el entrenamiento fueron al patio, donde había muñecos de entrenamiento, que Mario había visto el día anterior.
-Primero los voy a presentar- Dijo el Maestro- Juan Rocco el es Mario Aguilar, Mario Aguilar el es Juan Rocco, desde ahora serán compañeros de campo, harán la mayoría de las misiones juntos.
– Mucho gusto Fratello mio- Dijo Mario extendiéndole la mano a Juan.
– Mucho gusto- Contesto Juan dándole la mano.
-Bueno lo primero que tienen que saber- Dijo el Maestro- son las normas de los Asesinos, nuestras reglas que tenemos que seguir y respetar, estas reglas son:
1. Apartar la hoja de la carne del inocente. 2. Mantener la discreción y fundirse con la muchedumbre. 3. No comprometer a la Hermandad.
También tienen que aprender el respeto hacia los muertos, desde la época del renacimiento se suele usar la palabra «Requiescat in Pace» hacia la persona que acabas de matar, para desearle la paz eterna.- Explico el Maestro a los aprendices, así fue como Mario se convirtió en un aprendiz de asesino y estuvo entrenando 10 largos años para hacer su primera misión, pero antes tenia que hacer su ceremonia de iniciación, siendo por primera vez un verdadero Asesino.
Mario, ya con 23 años, junto a su mejor amigo y compañero de campo, y el Maestro fueron a la iglesia que se encontraba cerca de la casa abandonada, subieron al lugar mas alto de la iglesia y allí empezaron la ceremonia de iniciación.
-«Laa shay’a waqi’un moutlaq bale kouloun moumkine» La sabiduría de nuestro credo se revela en estas palabras: nada es verdad, todo esta permitido, actuamos en las sombras para servir a la luz: somos asesinos. Aunque otros sigan ciegamente la verdad, recuerda… Nada es verdad. Aunque otros hombres se dejen coartar por la ley o la moral, recuerda… Todo esta permitido.- El Maestro dijo el Credo, luego agarro y les quemo el dedo anular izquierdo a Mario y a Juan. Luego se dirigieron a la punta de la iglesia y saltaron desde allí hacia un fardo de eno, que estaba preparado abajo para el salto de fe.
-Muy bien. – Dijo el Maestro después de volver a la casa abandonada- Ahora que ya terminaron la ceremonia de iniciación, pueden hacer su primera misión.- El Maestro les entrego a Mario y a Juan un sobre, donde había información de la misión- irán a un hospital, donde en el tercer piso, Abstergo esta experimentando con personas. Su misión es sacar a las personas de ese hospital y llevarlas al lugar especificado en el sobre, ahí los estará esperando una camioneta, que llevara a esas personas a una de nuestras bases para curarlas.- Después de eso el Maestro les dio su armamento, el uniforme de Asesino, bombas de humo y una hoja oculta para los dos, la de Juan con un cañon y la de Mario con una maquinaria que dispara un gancho de metal, envenenado, con una cadena, que poder traerla devuelta había que apretar un botón que se encontraba en la hoja oculta modificada, Mario lo llamaba Gancho-cadena.
Mario y Juan llegaron al hospital, al entrar era como cualquier otro hospital, pero según la información del sobre, todo se iba a poner mas interesante en el tercer piso. Fueron al baño, al lado derecho de la entrada, y ahí se pusieron unos uniformes de medico que les habían entregado para realizar la misión. Al salir fueron subiendo las escaleras y llegaron a una puerta cerrada con contraseña que se encontraba en el tercer piso, pusieron la contraseña que decía el sobre y pudieron pasar. Al entrar en aquella puerta todo había cambiado, ya no era el mismo hospital en el que se encontraban, las paredes ya no eran blancas, sino que estaban todas manchadas y sucias, y de los cuartos se escuchaban gritos de desesperación. Mario y Juan fueron hacia donde estaba el guardia de seguridad, Mario le clavo su hoja oculta en el abdomen y le tapo la boca para que no pueda gritar, entonces Juan busco una habitación donde no haya nadie para ocultarlo, cuando la encontró lo escondieron allí. Mario y Juan se separaron y fueron liberando a todas las personas que estaban en condiciones para salir de allí, y a las que no estaban en condiciones les preguntaban que preferían, quedarse allí y sufrir o ser asesinadas rápidamente por ellos, como era de esperarse todas prefirieron la muerte rápida.
El escape al contrario de la entrada fue problemática ya que los guardias se habían percatado de la muerte del otro guardia. Cuando Mario, Juan y todos los pacientes en la ultima habitación fue hay cuando llegaron los guardias. Mario y Juan fueron hacia los guardias, antes de que pudieran sacar sus pistolas Mario le calvo su hoja oculta en la cara a uno de los guardias, mientras Juan le disparaba con el cañon al otro. Entonces Mario le disparo el gancho-cadena a un guardia que estaba atrás de Juan. Mario trajo devuelta el gancho y Juan recargo el cañon oculto. Acompañados de los pacientes Juan y Mario bajaron las escaleras por donde habían entrado, al llegar a la entrada del hospital se encontraron con mas guardias. Esta vez eran diez guardias, Mario tiro una bomba de humo apunto su gancho-cadena hacia uno de los guardias, lo engancho y lo lanzo hacia los otros guardias, mientras tanto Juan disparaba hacia uno de los guardias y se abalanzaba hacia otro clavandole la hoja oculta en la nuca. Mario y Juan se encargaron de los otros guardias asesinandolos con las hojas ocultas, al matarlos a todos fueron al lugar indicado en el sobre, donde los esperaba la camioneta para llevar a los pacientes. Al subir a los pacientes a la camioneta fueron hacia la casa abandonada orgullosos de haber triunfado en su primera misión.
Al llegar a la casa abandonada, Mario y Juan se encontraron con una persona que no la habían visto antes, era un hombre alto, rubio, y tenia una chaqueta blanca, su nombre era Daniel Cross. El Maestro les dijo que solo estaba de paso, que andaba buscando al Mentor, Jefe de todos los Asesinos del mundo.
-Nunca lo ha visto antes- Les explico el Maestro a Mario y Juan- pero sin embargo Daniel Cross cree que existe.
Luego de celebrar su primera misión, hecha a la perfección, el Maestro los felicito a los dos y les encargo una segunda misión. Esta misión consistía en interceptar un camión , conducido por Templarios, con armas de ultima generación, y llevarlo a la casa abandonada. El Maestro les dijo que esta misión no iba a ser fácil, ya que los Templarios iban a estar haciendo guardia por el trayecto del camión.
Al día siguiente, Mario y Juan se dirigieron hacia el punto donde iban a interceptar al camión. Al llegar el camión a la esquina donde estaban ellos, Juan paso enfrente del camión, disfrazado de civil, haciendo que el camión tuviera que frenar, al acercarse Templarios para correrlo del camino, Juan saco su hoja oculta y los empezó a matar. Mario, que estaba en el tejado empezó a matar a los guardias que estaban allí arriba para que no le disparen a Juan. Cuando el camión intento atropellar a Juan, este se tuvo que correr. El camión, luego intento escapar, entonces Mario fue corriendo, por los tejados, hacia el camión. Al quedarse sin techo, Mario salta hacia el camión y se agarra a el con su gancho-cadena. Mario trepa al camión y, atravesando el techo del camión con su hoja oculta, mata al conductor. Mario va al asiento del conductor y mata al hombre acompañante. Mario dobla en U con el camión y vuelve hacia donde estaba Juan. Al llegar, Mario, atropella a tres Templarios y con su gancho-cadena mata al Templario que se encontraba atrás de Juan. Rápidamente, Juan, sube al camión y Mario acelera, atropellando a otro par de Templarios, en dirección hacia la casa abandonada. Al llegar allí, curiosamente, no los venían persiguiendo ningún Templario. Al abrir el camión, se dan cuenta que era una trampa, y de allí adentro salen una horda de Templarios. Los Templarios, como los superaban en numero, los rodean a Mario y a Juan. Estos dos Asesinos , luchan con toda sus fuerzas, pero los Templarios los derrotan por mayoría de numero. Pensando que era su fin, Mario cierra sus ojos, esperando la muerte como una vieja amiga. Entonces de repente se escuchan gritos y sonidos de flechas, era el Maestro y tres Asesinos mas que disparaban flechas desde la terraza de la casa abandonada. Mario y Juan se recomponen rápidamente y le clavan sus hojas ocultas a unos Templarios, que estaban distraidos esquivando las flechas. Luego de matar a todos los Templarios, Mario y Juan se reunen con el Maestro para agradecerle su ayuda. Entonces el Maestro les dice que no tenían nada que agradecer.
Ya habían pasado cinco años desde que Mario y Juan habían hecho su primera misión. Juan ahora era el Maestro de la Orden, ya que Mario prefería seguir en el campo de batalla matando Templarios. Su base seguía siendo la vieja casa abandonada, donde empezó todo para ellos. Mario estaba tan ágil como el día en que entro a la hermandad. Ya no había tantas misiones como antes, así que Mario se dedicaba a vigilar la zona, buscar nuevas misiones para los recién iniciados y ayudar a los Asesinos heridos en batalla. Como Juan era el Maestro de la Orden tuvo que ir a una reunión donde discutirían ciertos temas con otros Maestros Asesinos.
-Mi señor- Le dice un joven Asesino a Mario, que admiraba el atardecer desde una terraza- El Maestro ha regresado y lo busca.- Le informa el Asesino.
-Perfecto, hazle saber que voy para allá- Le responde Mario, levantándose y estirándose un poco.
Al llegar a la casa abandonada Mario se dirige hacia la habitación donde comenzó todo para el, la habitación donde hablo por primera vez con el Maestro Asesino.
-¡Juan!- Lo saluda Mario con una sonrisa en la cara, pero esta cambio al ver el rostro serio de Juan.
-Tenemos problemas- contesto Juan- Los Templarios han encontrado un Fruto del Edén- Mario ya sabia lo que era un Fruto del Edén ya que anteriormente su Maestro Asesino les había mostrado un fruto que habían encontrado- Planean llevárselo dentro de una semana así que tenemos que actuar rápido, tenemos que…
– Espera…. dices ¿tenemos?, ¿como en los viejos tiempos?- Mario se había sorprendido al escuchar a Juan diciendo eso, ya que como ahora Juan era el Maestro Asesino, estaba muy ocupado con otras cosas y entonces Mario tenia que hacer las misiones solo.
-Si así es- Le contesto Juan- esta es una misión muy importante, y como te iba diciendo tenemos que infiltrarnos en la base principal de los Templarios, el edificio de Abstergo. Esta misión no es como ninguna otra que hallamos tenido, seguramente tendremos que luchar contra cientos de guardias.- Le dijo Juan mostrándole unos planos del edificio- Tendremos que infiltrarnos en Abstergo, conseguir subir hasta el nivel mas alto y tomar el fruto. Cuando lo hallamos conseguido escaparemos por la ventana que se encuentra en la habitación inferior, que se encuentra aquí- Mostrándole el plano- ya que en el piso superior no hay ventanas. Abajo nos estarán esperando un grupo de Asesinos, con una colchoneta, que es donde caeremos. Pero la parte mas peligrosa de la misión es un guardia que vigila en fruto. Se dice que antes de vigilar el fruto podía luchar contra diez Asesinos y salir ileso, pero después de vigilar el fruto no se sabe nada mas de el.
Al día siguiente Mario y Juan se dirigieron hacia el edificio de Abstergo. Al llegar allí contemplaron el gran edificio y observaron la sima donde sin que nadie mas que los Asesinos y los Templarios supiesen, se encontraba una de las armas mas poderosas del mundo.
-Por cierto,- dijo Mario repentinamente- me has dicho que algunos artefactos pueden tener otra forma aparte de la del fruto, ¿Sabemos que forma tiene este artefacto?- Pregunto Mario.
-Pues no estoy seguro, pero creo que puede ser el artefacto Nº25, que tiene forma de espada o el artefacto Nº4 con forma de fruto, como el que has visto- Entonces Mario recordó cuando el Maestro Asesino les enseño un fruto y también recordó el poder que este emanaba- Es mas probable que sea el artefacto Nº25, ya que uno de los Asesinos avanzados, en una de sus misiones dice haber visto Templarios experimentando con una espada dorada.
Llegaron a la puerta de Abstergo, ante de entrar se detuvieron, se miraron con cara de firmeza y entraron. Mario y Juan esperaban que tardaran mas en reconocerlos, pero ni bien pasaron la puerta el guardia los vio, dio la alarma gritando «Asesinos» y aparecieron cientos de guardias. Mario y Juan fueron corriendo hacia las escaleras, tirando una bomba de humo para que los guardias no los pudieran seguir. Para despistar a los guardias pasaron por una habitación donde no había mucha gente. Mientras pasaba corriendo, Mario vio una cama luminosa y de metal.
-¿Tienes idea de que es eso?- le pregunto Mario a Juan señalando, mientras corrían, aquella cama luminosa.
– No sabemos exactamente que es ni para que sirve pero creemos que se llama «Animus»- Contesto Juan mientras corria.Al llegar a la otra puerta de la habitación subieron las escaleras hasta llegar a un lugar donde no se podía avanzar mas, solo había dos pasillos. Se dirigieron hacia el pasillo de la derecha, donde había una puerta bloqueada. Juan busco rápidamente, entre los papeles que tenia la contraseña de esa puerta.
-¡No esta!. grito Juan al no encontrar la contraseña- ¡Hemos venido hasta aquí para nada!
Entonces Mario busco alguna forma de continuar.
-¡Allí!- grito Mario al encontrar una rejilla- ¡Rápido entra!
Juan entro en la rejilla y luego paso Mario rápidamente ya que se escuchaban los pasos de los guardias. Siguieron la rejilla que iba en subida hasta que se volvió completamente en vertical.
-¡Mierda!. grito Juan al ver esto
-Tranquilo- le dijo Mario y disparo su gancho-cadena hacia arriba, haciendo que se aferre y poder subir. Siguieron por la rejilla, hasta que por fin encontraron la salida.
-Muy bien, estamos a solo cinco pisos del Fruto. dijo Juan fijándose en unos planos del edificio.
Al llegar un piso antes del Fruto, fueron caminando despacio, ya que sabían que allí se encontraba el guardia.
-Por esa ventana vamos a escapar- Le informo Juan a Mario- abajo nos estarán esperando unos Asesinos con la colchoneta preparada, ellos distraerán…- Entonces cayó del techo el guardia del fruto y dejo inconsciente a Juan.
Mario al verse solo, decidió esperar a que el guardia atacara. El guardia era grande y tenia una mascara, así que Mario supuso que por ser grande tendría menos movilidad y que la mascara le impediría la vista. El guardia lo fue a atacar con una espada, el peor temor de Mario era que fuese el Fruto, pero luego descarto esa idea ya que no sentía la energía emanando de la espada. Mario esquivo el ataque del guardia y trato de clavarle su hoja oculta en la espalda, pero el guardia esquivo el ataque agachándose y pegándole en la pierna con la espada. Mario dio un salto hacia atrás para esquivar otro de sus ataques. Mario le lanzo su gancho-cadena, y el guardia agarro la cadena y lo iba trayendo hacia el. Mario aprovechando la situación, traro de clavarle su hoja oculta en el pecho, haciendo que el guardia tenga que soltar la cadena y defenderse. Mario se retiro hacia atrás, pero el guardia logro hacerle una cortada en la mejilla. Mario fue corriendo hacia el, le tiro una bomba de humo a la cara y salto por encima de el, aprovechando que con la mascara el guardia no podía ver bien y se fue moviendo alrededor de el. Entonces le intento clavar su hoja oculta en la cabeza, pero el guardia le agarro la mano, deteniendo el ataque. Entonces Mario le disparo su gancho-cadena, rompiéndole la mascara y dándole en el ojo al guardia. El guardia lo golpeo con la espada en el brazo y lo lanzo contra una pared. Mario no tenia mas fuerzas para seguir peleando, el guardia fue con la espada en mano a matarlo, levanto la espada para cortarle la cabeza y… entonces el veneno surgió efecto y el guardia cayó muerto.
-Si tardaba un segundo mas hubiese muerto- decía Mario al ver que el veneno surgió efecto- Vamos a ver quien ha matado tantos Asesinos.- Entonces Mario le saco la mascara al guardia.
Su padre era la persona que estaba detrás de la mascara, su padre era Templario y nunca lo supo, por eso se había enojado tanto cuando le contó que se unió a los Asesinos, ahora todo cuadraba, Mario quedo shockeado. Luego de un tiempo arrodillado al lado del cadáver, Mario le cerro los ojos y le dijo «Requiescat in Pace». Luego fue a despertar a Juan que estaba inconsciente.
-¡Increíble!, ¡Lo has derrotado tu solo!- Dijo Juan al despertarse, muy sorprendido
-No fue fácil- Respondió Mario- He recibido unos buenos golpes.- Mario prefirió no decirle a Juan que el guardia era su padre.
Mario y Juan se dirigieron hacia donde se encontraba el Fruto. El poder que emanaba la espada del edén era increíble.
-Bueno,- dijo Juan- creo que como has derrotado tu solo al guardia te mereces agarrar el artefacto.
Mario se dirigió hacia la espada, la tomo y sintió todo su poder recorriendo su cuerpo. Luego de tomar el fruto se dirigieron al piso de abajo, donde estaba la ventana por donde escaparían.
-¡Los están atacando!- grito Juan- Están demasiados ocupados luchando y no pueden armar la colchoneta.
-Déjame- dijo Mario, levanto la espada con una mano y todos los Templarios que estaban luchando contra los Asesinos empezaron a gritar y a agarrarse la cabeza, tirándose en el piso.Luego de hacer eso Mario cayó al piso.
-¿Estas bien?- le pregunto Juan mientras lo trataba de levantar.
-Si, solo me siento un poco débil por usar el artefacto- contesto Mario.
Entonces justo al lado de Juan aparece una flecha con una nota.
«Los Templarios han roto la colchoneta, no podemos armarla»
-¡Maldición!- grito Juan al ver la nota.- Tendremos que bajar por el edificio.
Mario y Juan bajaron las escaleras y entraron a las rejillas. Volvieron a salir de la rejilla y lucharon contra algunos guardias. Bajaron hasta planta baja, que estaba lleno de guardias. Mario decidió que tenia que usar la espada. La levanto como la otra vez y todos los Templarios cayeron al piso. Luego Mario se desmayó.
Mario se despertó y vio que se encontraba en la casa abandonada.
-¿Donde esta el fruto?- le pregunto Mario a Juan que se encontraba al lado de el.
-Lo hemos mandado a la base principal, tranquilo ya estamos a salvo, gracias a vos- le contesto Juan.
Mario, Juan y los otros Asesinos festejaron esa misma noche.
– ¡ Brindemos porque hemos logrado quitarle otro artefacto a los Templarios!- Dijo Juan a todos los Asesinos
-¡Salud!- dijeron todos los Asesinos al unisono.
Mientras estaban festejando llega un Asesino todo alterado y activa la alarma.
-¡¿Que ha pasado?!- Le pregunta Juan al Asesino.
-Nos han delatado ha todos los Asesinos- Le contesto el Asesino
-¡¿Que?!- exclama Juan- ¡¿ A nosotros solos?!
-No, a todos los Asesinos del mundo, y no solo eso, han matado al Mentor.
Mario y Juan al oír esto quedaron petrificados, Mario agarra al Asesino y le pregunta
-¡¿Quien ha sido?!- Le grita Mario
-Se llama Daniel, Daniel Cross- le contesta el Asesino
Entonces Mario y Juan recuerdan cuando se lo cruzaron después de terminar su primera misión.
-¡Rápido empaquen todo!- grita Juan a todos los Asesinos- debemos irnos de aquí antes de que lleguen los Templarios.
Mario sabia que no llegarían a irse antes de que lleguen los Templarios, al menos no si alguien no los distraía.
-¡Rápido Mario, empaca todo lo que puedas!- Le grito Juan.
-No…me voy a quedar y a darles todo el tiempo que puedan.- Le contesto Mario con vos tranquila.
-¡Ya estamos listos para irnos Maestro!- Le informo un Asesino.
-Vallan yendo, ya los alcanzo.- Le contesto Juan.- Mario, sabes que si te quedas vas a morir ¿verdad?
-Si, lo se- Le contesto Mario.
Juan miro a Mario a los ojos y se fue con los otros Asesinos, ya que necesitaban un líder.
Mario ya escuchaba los pasos de los Templarios llegando a la casa abandonada. Mario sabia que iba a morir pero lo que a el le importaba era darle todo el tiempo posible a los otros Asesinos.
Los Templarios tiraron abajo la puerta, Mario le disparo su gancho-cadena al primer Templario que cruzo la puerta, esquivo el ataque de un Templario que fue corriendo hacia el y le clavo su hoja oculta en la espalda. Uso el cuerpo del muerto para cubrirse de unos Templarios que le estaban disparando, cuando se quedaron sin balas les tiro una bomba de humo y los fue a atacar. Desde afuera le dispararon en el brazo y cayó en el piso, se levanto rápidamente y siguió luchando. Después de matar varios Templarios, le clavan un cuchillo en la pierna y cae arrodillado. Mario se preparo para su muerte, y como en su segunda misión apareció el Maestro, que en este caso era Juan, disparándole al Templario.
-¿Que haces aquí?- Le pregunto Mario mientras se incorporaba para seguir luchando.
– No te podía dejar solo luchando aquí.- Le contesto Juan mientras asesinaba a dos Templarios a la vez.- Toma- Le dijo Juan, y le tiro una segunda hoja oculta.
Mario y Juan luchaban con todas sus fuerzas, pero parecía que por cada Templario que mataban aparecían otros dos.
Entonces, después de una larga batalla, Mario ve como Juan se cubre mal, y lo traspasan con una espada, y luego le disparan en la cabeza. Mario, al ver esto se enoja y, aunque sabia que después de hacerlo iba a morir, se lanza contra el Templario que mato a Juan y lo empieza a golpear con las manos, ya que quería hacerlo sufrir. Entonces los demás Templarios le clavan en el estomago todas sus espadas. Mario con sus ultimas fuerzas se acerca a Juan y le dice «Requiescat in Pace Fratello Mio» y cae junto a su cadáver.