Las Máquinas de Da Vinci

Las Máquinas de Da Vinci

La Máquina Voladora

Leonardo Da Vinci siempre se sintió alentado por el prospecto del vuelo humano. Desde muy temprana edad siempre sintió un gran afecto por los pájaros, y así como sus habilidades técnicas le permitieron, busco hacer una réplica de la habilidad para volar, así fue como llenó sus cuadernos con bocetos de estructuras tipo aladas y de mecanismos para manipularlas. Cerca de 1480 se encontraba prosperando en su camino de construir una verdadera máquina que cumpliera su sueño: un planeador completamente maniobrable construido para un solo pasajero, basado primordialmente en la estructura biomecánica de un ave. Sin embargo sus intentos de culminar el vuelo fueron interrumpidos por su cambio de residencia de Florencia a Venecia. Sin embargo se llevó el prototipo con el que hubo estado trabajando un largo tiempo.

Leonardo dejó a un lado a su creación por varios años, hasta que se acercó a él su amigo Ezio Auditore en 1485. Ezio buscaba usar el mecanismo para infiltrarse en palacio ducal veneciano y rescatar al dogo de un complot templario de asesinato. Leonardo, encantado de haber conocido a alguien que estuviera dispuesto de probar su artilugio, hizo saltar a Ezio desde una torre alta portando su máquina; Ezio logró unos pocos segundos de vuelo antes de estrellarse indecorosamente en el suelo. Leonardo se encontraba desesperanzado, pero tuvo una revelación al observar un pedazo de papel flotando en la chimenea, se dio cuenta de que el planeador podía usar corrientes ascendentes, de aire caliente para permanecer en el aire. Reclutando al gremio de ladrones en Venecia para construir una serie de hogueras, guiando la ruta a su destino, Ezio fue capaz de usar la máquina de Leonardo para sobrepasar las defensas desconcertadas al ver el artefacto sobre el palacio Ducal. La máquina sin embargo no sobrevivió al viaje.

El planeador alado no fue el único diseño de Leonardo para una maquina voladora. También esbozó lo que parece ser un helicóptero rudimentario, demostrando así un sorprendente entendimiento avanzado de los mecanismos involucrados, aunque careció de los materiales para realmente construir un modelo funcional, y el proyecto se quedó en papel y tinta.

También inventó el paracaídas en caso de que sus experimentos de vuelo fallaran.

El Bombardero


Quince años después de la destrucción de la primera máquina voladora de Leonardo, el inventor se encontraba a sí mismo como rehén de César Borgia y forzado a diseñar nuevas máquinas voladoras, en esta ocasión con menos propósitos pacíficos en mente. Los nuevos bombarderos de Leonardo fueron equipados con cañones letales que disparaban proyectiles explosivos, lo que provisionaba una alternativa a dejar de usar corrientes ascendientes con ayuda exterior. Una fábrica para su producción se instaló en la ciudad italiana de Valnerina, donde Cesare esperaba producir suficientes de las máquinas que le ayudasen a conquistar Italia. Leonardo horrorizado de por los planes de César , filtró la locación de la fábrica a Ezio, quien luego logró destruir los planos de Leonardo y detener la producción. Tomando uno de los ya terminados bombarderos, lo utilizó para devastar la fábrica de César para finalmente destruir la máquina en sí misma.

Las Ametralladoras

Otra creación que Leonardo fue obligado a trabajar para César , fue una ametralladora, diseñada para ser usada para ser usada desde la parte de atrás de una carreta. Disparando tiros de largo calibre rápida y sucesivamente desde un solo cañón sin ninguna necesidad de recargar, se decía que el arma era capaz de derribar a cien hombres en minutos. Los planos y prototipos se guardaron en los montes Albanos con vista al lago de Nemi. Ezio fue allí, destruyó una de las carretas y uso la otra para escapar, derribando a sus perseguidores desde la ametralladora mientras seguía su camino.

Leonardo fue también responsable de diseñar varios tipos de armas de fuego, fue uno de los primeros en elaborar un diseño para la llave de rueda, una mejora masiva a los mosquetes existentes, los cuales eran incomodos y prácticamente imposibles de disparar bajo la lluvia. César entonces equipó a sus tropas con estas armas, incluyendo a la guardia Papal, e inclusive él portaba una. Leonardo tuvo otros tantos diseños para armas de fuego rápido, incluyendo un artefacto de ocho cañones un tanto difícil de manejar que habría requerido de dos personas para su operación. Sus cuadernos también contenían dibujos de carretas especiales con ruedas mortalmente armadas, que quizá resultase afortunado que jamás se haya instalado en los carruajes de Cesare semejantes artefactos.

El Cañón Naval


La tercera máquina que Leonardo fue forzado a crear fue una góndola especialmente establecida, montada con un cañón que podía disparar múltiples proyectiles flamantes. Fue guardada en una instalación subterránea en el golfo de Nápoles, donde la flota de naves de guerra de Cesares atrancaba. Con la ayuda de uno de los Ingenieros que trabajaba en el proyecto, Ezio fue capaz de infiltrarse en el complejo y robar la góndola. Aunque fue diseñada para usarse por dos personas, una navegando el bote y otra manipulando el cañón, Ezio satisfactoriamente logró uso la maquina por su cuenta y demostró sus capacidades destructivas, hundiendo la flota templaria mientras se encontraban anclados, después volvió el arma contra ella misma para destruirla.

Los cuadernos de Leonardo contenían una variedad de otras máquinas marinas, incluyendo un submarino rudimentario y un traje para bucear a aprueba de agua. También era un notable Ingeniero hidráulico, responsable por un ambicioso esquema para desviar el río Arno en orden para ayudar a los florentinos a capturar Pisa en 1504, Leonardo después dibujó un plan para construir un puente inmenso a través del Bósforo para el sultán otomano.

El Tanque

La invención final fue la más letal de todas. El vehículo muy bien armado, poseía múltiples cañones y un rango de movimiento completamente de 360°. También era inmune a casi todo salvo a armas de fuego de alto calibre. Se basó en una serie de manivelas impulsadas por personas para moverse de un lado a otro y requería una tripulación de tres personas para su correcto funcionamiento (Leonardo inicialmente había considerado usar caballos pero precisamente supuso que el ruido dentro del tanque alteraría a los animales).

Leonardo entendió el peligro de un arma como tal y esbozó un diseño de tal manera que las ruedas funcionaran en contra de ellas mismas, impidiendo así que la maquina se pudiera mover. Sin embargo César logro sobrepasar eso y construyo una fábrica para su producción en las faldas del Monte Circeo. Planeaba usar sus maquina como vanguardia de su armada en un sorpresivo ataque a Sicilia.

El compendio era sumamente defendido por soldados y cañones colocados, y para cuando Ezio descubrió la ubicación varios tanques ya habían sido construidos. Con la ayuda de dos mercenarios que rescató de una prisión de los Borgia, Ezio tomó uno de los vehículos y lo usó para hacerse paso hasta el compendio de la fábrica principal, destruyendo los otros tanques que se encontraba en su camino. Aunque sintió un deseo de quedarse con uno de los tanques para el mismo sabía que debía de ser destruido, y así lo hizo explotándolo con un cañón de alto calibre.